Según el Informe Nacional sobre Desaparición de Personas, el 33% del total de los desaparecidos y desaparecidas entre 1976 y 1983, fueron mujeres. A partir de los testimonios de las sobrevivientes, se sabe que existía una violencia específica hacia ellas. Esta violencia fue sistemática, planificada y aplicada en casi todas las detenidas, en los distintos Centros Clandestinos de Detención (CCD) dispersos por todo el país. Las mujeres que fueron víctimas de la última dictadura cívico-militar en Argentina, sufrieron un doble castigo: por militantes y por ir  en contra de lo que la sociedad patriarcal esperaba de ellas por ser mujeres.

Desde el año 2000 la Corte Penal Internacional considera delito de “lesa humanidad” a las violaciones, la esclavitud sexual, la trata, la esterilización forzada y los abusos sexuales cometidos dentro de un plan sistemático contra una población civil.

En Argentina, recién en el año 2010, este tipo de delitos cometidos sistemáticamente por los represores durante la última dictadura civico-militar, pasaron a ser considerados de lesa humanidad.

“El 19 de Octubre (de 1976) alrededor de las 15 hs, abruptamente ingresan a mi casa un grupo de personas uniformadas perteneciente a la Policía Federal, fue un momento muy tenso dada la Violencia con que ingresaron. Revisan todo, desparraman todo, durante una hora dan vuelta mi casa, no satisfechos me golpean salvajemente, ponen un par de esposas en mis manos y me sacan de mi casa a cara descubierta, introduciéndome en el vehículo que estaba estacionado en la puerta. El coche tenía la inscripción “Policía Federal” en sus puertas laterales. Me llevan a la Dependencia de calle Ayacucho donde comienza mi tortura.” (Testimonio de Rosa del Milagro Palacios, “Historias con nombres propios III”, Pg. 519)